y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (S. Juan 8:32)
Esta celebración deriva del Samhain, que era la festividad céltica de origen druídico, celebrada entre el crepúsculo del 31 de octubre y el del 1 de noviembre, y que señalaba el inicio del invierno y el año nuevo. Durante este período, los celtas aplazaban su trabajo cotidiano. En sus ritos diabólicos los humanos podían visitar el mundo de los muertos y los difuntos podían recorrer la tierra, los demonios se manifestaban y las hadas revoloteaban. Los celtas ya celebraban una fiesta entre el crepúsculo del 31 de octubre y el del 1 de noviembre. En el umbral de las casas depositaban viandas para ofrecerlas a los malos espíritus, de ahí podría proceder la costumbre de recorrer los hogares pidiendo dulces. La fiesta conocida como All Hallows' Eve o víspera del día de Todos los Santos, esto es, la antigua tradición de Halloween, viene a ser una evolución del Samhain. Más tarde el catolicismo adoptó esta tradición pagana y diabólica, como el Día de Todos los Santos; costumbre con raíz seudo–cristiana, que hasta el día de hoy es practicada bajo la bendición de Roma.
(…) no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominable para Jehová cualquiera que hace estas cosas. (Deuteronomio 18: 9-14)
Debemos considerar que la fecha en sí surgió de costumbres ocultistas con intenciones y propósitos malignos. Aunque la parte “inocente” de Halloween es la actividad que realizan los niños esa noche; sí hay que reconocer que el lado tenebroso y lamentable es el sacrificio de vidas humanas y la adoración de espíritus diabólicos, guiados por una fuerza maligna.
El propósito verdadero de esta fiesta es engañar a la personas y mostrar un lado bello y entretenido, para así llevarlos a los planes del diablo de apartarlos de la verdad y de la completa felicidad en Jesucristo.
El ladrón (Satanás) no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido (Jesucristo) para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (San Juan 10:10)
Según informes ofrecidos por cuerpos policiales de varios países, “la Noche de Brujas”, como también se le llama a esta festividad, es el día del año con mayor actividad delictiva. Aumenta el vandalismo, la violencia, incendios, asesinatos y suicidios. La comunidad debe de estar muy alerta con la delincuencia por estas fechas. Los maleantes esperan estos días para cometer robos, violaciones y homicidios; sin dejar de mencionar los múltiples rituales satánicos de quienes sacrifican adultos, adolescentes y niños, en un acto de adoración sistemática del mal. Halloween es también conocido como “la noche de Satán”. Una de las advertencias más frecuentes es la de tener cuidado con los dulces ofrecidos a los niños y jóvenes en estos días, ya que muchos de ellos han sido intoxicados por el consumo de confituras envenenadas.
No aprendáis el camino de las naciones (…) Porque las costumbres de los pueblos son vanidad. (Jeremías 10: 1-3).
Antón Lavey, el tristemente célebre autor de la “Biblia Satánica” y sacerdote alto de la iglesia de satán (luciferina), ha reconocido que existen 3 días sumamente importantes para todo satanista, y el día más importante de todos es Halloween.
Esta festividad tiene especial público objetivo a los niños, quienes son sus principales protagonistas, disfrazándolos de zombis, de brujas y hechiceros, usando atuendos con motivos de calaveras, huesos y sangre. Todo ello en un culto a la muerte y a las tinieblas. También los niños participan del juego “Trato o truco” (trick or treat), recibiendo dulces en las casas, en remembranza de aquellos actos de ofrenda que realizaban las antiguas civilizaciones celtas a los muertos a las afueras de sus moradas, para saciar a estos espíritus malignos y no ser visitados ni atormentados por ellos. Los niños son, en esencia, almas inocentes que aún no han sido contaminados por la maldad del mundo y del hombre natural, sujeto a los deseos de la carne. Bien sabe satanás que los niños son pureza e inocencia, pero son los más frágiles y vulnerables a sus dardos venenosos. Son los más pequeñines los privilegiados para pertenecer al reino de los cielos por ser limpios de alma.
Entonces Jesús dijo: «Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos» (Mateo 19: 14)
El 31 de octubre es la inscripción en el libro del macho cabrío, comenzando así para ello el año satánico. Este día se invoca el poder total de Belcebú, Nostradamus, y otros demonios. Estimado lector, ¿será usted de aquellas personas que siguen celebrando la satánica festividad de Halloween y que es saludable para los niños? La Biblia dice: “mi pueblo pereció porque le faltó conocimiento” (Oseas, 4:6). Si usted por ignorancia permitió hasta hoy que su hijo y usted mismo participase de este rito diabólico, no lo haga más. Arrepiéntase y venga a los pies de Jesucristo. Rinda culto y adoración a Él, porque Jesucristo le ama y no quiere que ninguno de nosotros nos perdamos, sino que todos alcancemos la vida eterna.
«Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.» Ésta es la palabra de fe que predicamos: Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10: 8-10)